martes, 18 de febrero de 2014

La impermeabilidad es un mito

Dado que a todos (o al menos a mí sí, jaja), nos gusta llevar prendas y artilugios impermeables a nuestras excursiones y aventuras, en esta entrada, y aprovechando la crónica de la última ruta, me voy a dedicar a desmontar todo el mito que acontece sobre si ciertas marcas deportivas certifican al 100% , y bajo todo efecto, la impermeabilidad de sus productos.

Mientras medio Madrid se levantaba algo perezoso por la lluvia y el mal tiempo, algunos descerebrados nos fuimos a estirar las piernas a nuestra querida sierra madrileña: al Valle de la Fuenfría. Es verdad que la mañana estaba algo desapacible, pero quedar a las puertas de Hislibris Tabernae ya hace que te sientas algo mejor.
El viaje en el "avión" de Pane se nos hizo corto, como siempre, y en poco menos de una hora degustábamos un delicioso desayuno en Casa Cirilo, el mítico bar del aparcamiento de Las Dehesas...


Ahí estábamos todos: Ricardo, al que aprovecho para darle la bienvenida al blog y al mini grupo de locos de las rutas, Pane, Aly, Rubén, Nuria, también bienvenida, Maca y un servidor, aguantando la sonrisa sin hacer caso a la nieve y el pequeño frío que nos daba los buenos días.

Seguimos echando de menos a Jose, ya que el pobre aún sigue convaleciente de su maltrecha rodilla, y esperamos que se una pronto en nuestras excursiones.

Una vez que recobramos fuerzas y nos despertamos del medio madrugón, comenzamos a andar de manera suave por el bonito camino de la Calzada Romana, y justo antes de atravesar la primera cancela, el gorro de Aly (foto de la derecha) nos llevó a la que creo que fue la primera discusión sobre lo impermeable... He de decir que solamente subiré una foto, ya que la otra es mejor no darla a conocer por miedo a que el ordenador explote...

Ese gorrito de lana, que tiene toda la pinta de ser de lo más calentito, y el pequeño río por el que tuvimos que continuar; río que en verano es un maldito camino de piedras infestadas de orcos, hadas y toda clase de bichos vivientes, pusieron a prueba todas las prendas que llevábamos puestas, sobre todo en los pies...

Posiblemente no se aprecie, pero en las siguientes dos fotos no andamos sobre tierra, sino sobre un río, producto del deshielo de la nieve...



La ruta continuaba mientras esquivábamos el río, pisabamos la nieve y comprobábamos como algunos ya no teníamos los pies calentitos... otros en cambio podían gritar ¡hurra! gracias al Gore-Tex de sus botas. El caso es que decidimos hacer una pequeña parada en uno de los puentes, también llamado Puente de Enmedio, porque claro, está en el medio....Y así poder disfrutar de las vistas que nos ofrecía el paisaje y de lo torpes que somos algunos al ponernos las polainas o guetres....



El resto de la subida, y por tanto lo más difícil, se hizo palpable cuando nuestro aliento casi no daba para más después del esfuerzo que nos suponía liberarnos de la tan bonita nieve. En poco tiempo, conseguimos coronar el puerto de la Fuenfría, y para no quedarnos demasiado fríos, continuamos nuestro camino hacia la izquierda, rumbo al Mirador de la Reina, desde donde Rubén nos obsequió con esta espectacular panorámica:

El camino se hacía algo pesado y en algún momento echamos de menos las raquetas de nieve, ya que en ciertos tramos era complicado andar e incluso mantenerse de pie. La mayoría de nosotros optó por tumbarse y disfrutar un poquito como enanos...



El camino llegaba a su fin con el Mirador de los Poetas, donde a pesar de contemplar un cierto contraste en los colores de las vistas, decidimos dejar nuestro sello en los cuadernos y libros que cualquiera puede escribir.



Antes de todo eso, Pane ya nos deleitó con su peculiar hábito de escalar cualquier tipo de piedra, vértice, mojón, o lo que se ponga por delante, y nos dejó algunas instantáneas dignas de mencionar. Seguro que de aquí a nada le ponen una estatua y todo.






Descendimos nuestro camino hacia el lugar desde el que habíamos partido, por un camino de puntos rojos que discurre desde el margen izquierdo de la ruta. A partir de ahí, la bajada fue más que graciosa, dejándonos arrastrar y deslizar. En este momento, Rubén sacó su arma definitiva, unos potentes walkies, con los que nos estuvimos entreteniendo buena parte del final. Y como no podía ser de otra forma, una bonita foto, en un puente poco seguro daba casi el carpetazo final a nuestra excursión, que cerramos con un buen chocolate y unos menos buenos churros en el Puerto de Navacerrada.




Una vez más, y como siempre, daros las gracias por las risas, la gran compañía y los buenos momentos...

Os dejo los perfiles y los datos guardados por Wikiloc. Esta vez son dos imágenes, ya que el móvil dejó de grabar porque le dio la gana a mitad de camino...menos mal que lo pude rescatar.


2 comentarios:

  1. Qué envidiaaaaa!!

    Buen título, mejores fotos e inmejorable descripción.

    ¿Utilizasteis walkies?

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    Respuestas
    1. Sí, tío! te seguimos echando de menos....a ver si te pones bien del todo jajaja...Los walkies fueron la novedad que llevó Rubén, nos tenemos que hacer con unos de esos jaja :)

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